BIOGRAFÍA
Jordi Cervelló (Barcelona, 1935) es compositor y pedagogo. El violín y, en general, la música de cuerda son el centro de su trayectoria vital y artística desde que a los seis años inició estudios de violín con los maestros Rosa Maria Faria y Joan Massià. Posteriormente estudió virtuosismo con Franco Tufari, en Milán, y con Eugen Prokop. A partir de 1960 se inicia en la composición en Barcelona con el maestro Josep Maria Roma, con el que estudia armonía, contrapunto e instrumentación.
La obra Seqüències sobre una mort (1973), que recibió el premio Ciutat de Barcelona, ilustra, en esta primera etapa, la búsqueda de un estilo de marcado acento expresionista y gran poder comunicativo, virtuosismo y aire lírico. El violín, sin duda alguna, ha inspirado la mayor parte de su música. Ha cultivado una línea firmemente arraigada en los grandes clásicos del siglo XX. Su catálogo, ampliamente difundido en diversas ciudades europeas y de Estados Unidos, México, Colombia e Israel, consta de unas cuarenta obras para cuerda, que incluyen desde piezas para violín solo hasta obras para violín, viola y violonchelo solo y orquesta, pasando por diversas agrupaciones de cámara.
Sonatina (1994) y los 4 Capricci (1998), con la mirada puesta en Paganini, ilustran su apartado de obras concebidas a partir de la experiencia docente para ayudar al progreso técnico de los estudiantes. Algunas de sus obras más representativas para orquesta de cuerda, como Dos moviments (1965), Anna Frank, un símbol (1971), Concerto grosso (1973) y Cimento di luce e tenebra (1985), han sido interpretadas por conjuntos de prestigio internacional como el English Chamber Orchestra, los Virtuosos de Moscú, la Orquesta de Cámara Holandesa y la Camerata Lysy de Gstaadt.
El carácter lírico y nostálgico de su música brilla de forma especial en obras como los dos Divertimenti (1996); Homenatge (1994), para violonchelo; Vers l'infinit (1983); Formas para una exposición. Lux te umbra y la elegía para cuerdas Madrid, 11 de marzo ilustran un estilo que culmina en los últimos años con piezas tan significativas por su belleza, lirismo y escritura virtuosa como el Concierto para violín y orquesta sinfónica (2005), estrenado por la Orquesta Sinfónica de la RTVE el 23 de septiembre de 2005 con gran éxito; el Divertimento 2002 pour petite orchestra, por encargo de la OBC, y el poema dramático para orquesta Ybris, estrenado en 2006 por la Orquesta Nacional de España (ONE) dirigida por Josep Pons, obra en la que el autor quiere plasmar «la espiral de violencia que conduce al desastre y el lamento de las víctimas que sufren sus consecuencias. Es una obra que combina atmósferas expresionistas e impresionistas y desata fuertes contrastes, desde la amenaza hasta la angustia y el dolor de las víctimas».