TORU TAKEMITSU
(Tokio 1930 – 1996)

A Flock descends into a Pentagonal Garden

(1977) – 12


JORDI CERVELLÓ
(Barcelona 1935)

La armonía de las formas

(1999) – Estrena mundial – 35

I. El círculo
II. Langle
III. Lespiral
IV. Lhèlice
V. La parábola
VI. El hexágono
VII. Lona
VIII. Los fractales

 

PAUSA 20'

 

RICHARD STRAUSS
(Múnich 1864 – Garmisch-Partenkirch, Alemania 1949)

Don Quijote, op. 35

"Variaciones fantásticas sobre un tema caballeresco para violonchelo y orquesta"

(1896-1897) – 40

Introducción: “El Quijote pierde la razón después de leer novelas de caballeros y decide ser un caballero errante”
Tema: “El Quijote, Caballero de la Triste Figura”
Variación I: “Aventura en los molinos de viento”
Variació II: “La victoriosa batalla contra lexèrcit del gran emperador Alifanfaron”
Variació III: “Diàleg entre el Cavaller i lEscuder”
Variación IV: "La desafortunada aventura con una procesión de penitentes"
Variación V: “La vigilia del Caballero”
Variación VI: "El encuentro con Dulcinea"
Variació VII: “Cavalcant per laire”
Variación VIII: "El desafortunado viaje en el barco encantado"
Variación IX: "Batalla con los magos"
Variación X: “Duelo con el caballero de la Blanca Luna”
Coda: “Vuelta a la razón”

José Mor, violonchelo
Benjamin Beck, viola

ORQUESTA SINFÓNICA DE BARCELONA Y NACIONAL DE CATALUÑA
JOSÉ MOR, VIOLONCHELO
BENJAMIN BECK, VIOLA
Kazushi Ono, DIRECCIÓN

 

PRIMEROS VIOLINES Jaha Lee, concertino asociada / Raúl García, asistente de concertino / Maria José Aznar / Sarah Bels / Walter Ebenberger / Natalia Mediavilla / Katia Novell / Pilar Pérez / Anca Ratiu / Jordi Salicrú / Paula Banciu* / Ana Kovacevic* / Ariana Oroño* /  Yulia Tsuranova*  SEGUNDOS VIOLINES Christo Kasmetski*, solista invitat / Maria José Balaguer / Claudia Farrés / Mireia Llorens / Melita Murgea / Antoni Peña / Josep Maria Plana / Robert Tomàs / Andrea Duca* / Laura Pastor* / Aria Trigas*  VIOLAS Benjamin Beck, solista / Pawel Krymer*, asistente invitado / David Derrico / Franck Heudiard / Christine de Lacoste / Sophie Lasnet / Jennifer Stahl / Miquel Serrahima / Andreas Süssmayr / Irene Argüello* / Javier López*  VIOLONCHELOS Charles-Antoine Archambault, solista / Josep Trescoí*, assistent  invitat / Lourdes Duñó / Vincent Ellegiers / Marc Galobardes / Irene Cervera* / Daniel Claret* / Andrea Fernández* / Elena Gómez* CONTRABAJOS Christoph Rahn, solista / Dmitri Smyshlyaev, asistente / Jonathan Camps / Apostol Kosev / Matthew Nelson /  Josep Mensa / Albert Prat  FLAUTAS Christian Farroni, asistente / Beatriz Cambrils / Ricardo Borrull, flautín  OBOES Dolores Chiralt, asistente / José Juan Pardo / Disa English, corno inglés  CLARINETES Josep Fuster, asistente / María del Carmen García* / Lluís Casanova*, clarinete bajo  FAGOTS Thomas Greaves, asistente / Noé Cantú / Slawomir Krysmalski, contrafagot / Lidia Ariza*  TROMPAS Juan Manuel Gómez, solista / Juan Aragó* / Pablo Marzal, asistente de tercero / David Bonet / Claudia Cobos* / Alma María García*  TROMPETAS Mireia Farrés, solista / Adrián Moscardó / Andreu Moros*  TROMBONES Eusebio Sáez, solista / Vicente Pérez / Gaspar Montesinos, asistente / Juan Luis Bori*, trombón bajo  TUBA Daniel Martínez* / Dawid Seidenberg*  TIMBALES Juan Marco Pino, asistente  PERCUSIÓN Juan Francisco Ruiz / Ignacio Villa / Francisco José Amado* / José Luis Carreras* / Manuel Roda*  ARPAS Magdalena Barrera, solista / Laura Boschetti*  CELESTA Dolores Cano *

ENCARGADO DE ORQUESTA Walter Ebenberger
RESPONSABLE DE DOCUMENTACIÓN MUSICAL Begoña Pérez
RESPONSABLE TÉCNICO Ignacio Valero
PERSONAL DE ESCENA Luis Hernández *

* Colaborador

COMENTARIO

por Anna Costal i Fornells

Richard Strauss dirigió varias obras suyas y otros compositores alemanes en Barcelona en los años 1897, 1901 y 1908. En aquella época, el wagnerismo y el canon germánico seducían los círculos más exclusivos de la música catalana, y los poemas sinfónicos Don Juan o Una vida de héroe de aquel 'joven' compositor se convertían en un bello ideal para una ciudad que quería situarse en el mapa de la modernidad. Strauss, sin embargo, no programó Don Quijote en ninguno de esos conciertos. El estreno absoluto de esta obra en España fue mérito de Joan Lamote de Grignon. En marzo de 1911, interpretó esta partitura al frente de la Orquesta Sinfónica de Barcelona, una formación que había fundado él mismo el año anterior. El programa de mano del Palau de la Música recogió el nombre de los solistas –Josep Rabentós, violonchelo; Joan Ribas, viola, y Emili Mériz, violín– e incluyó, en la traducción de Joaquim Pena, la descripción que Arthur Hahn, en colaboración con Strauss, había realizado de cada parte del poema sinfónico. Pronto, y en todo el mundo, la obra empezó a 'escenificarse' como un concierto para violonchelo –aunque no serlo–, por el protagonismo de este instrumento. Pau Casals, que había interpretado este papel en su debut en el Carnegie Hall en 1904, dirigió Don Quijote en varias ocasiones en Barcelona con su orquesta, confiando la parte solista en Gaspar Cassadó.

Don Quijote se estructura en tres partes: una introducción, un tema con diez variaciones y una coda. En la introducción, somos testigos de la pérdida de la cordura del caballero, después de leer libros de caballería del hidalgo de Cervantes. Acto seguido, Strauss presenta el tema de Don Quijote, que se identifica con la melodía del violonchelo, y el de Sancho Panza, con una tonada que imita el andar lento y despreocupado de su asno. Las variaciones ilustran los episodios de la novela, pero no son 'variaciones sobre un tema' en sentido estricto: en cada una de ellas transitan monólogos y diálogos de diversos instrumentos solistas –los personajes–, mientras la orquesta teje un fantasioso decorado sonoro para sus rocambolescas aventuras. Hay dos variaciones características por el realismo descriptivo que alcanzan: la segunda imita, con disonancias musicales casi onomatopeicas, el belar de un rebaño de ovejas, convertido por la imaginación de Don Quijote en el ejército de Alifanfarón y Pentapolín; la séptima describe, con la intervención de un eolífono o máquina de viento, el viaje de los protagonistas por las nubes cabalgando en la cima de un caballo de madera. La coda expresa la muerte de Don Quijote, que, en palabras de Pena de 1911, reconoce «que sus ideales no eran sino alucinaciones y vanidades, y con tal confesión devalla a la paz eterna, pues le daba esa suerte: folla vida y sabía muerto».

Toru Takemitsu compuso numerosas obras basadas en los sueños y los números en la década de 1970. Entendía el sueño como una tendencia hacia la indeterminación y el número como un deseo por lo determinado. Además, pensaba que la creatividad artística tenía la capacidad de distorsionar las imágenes, de liberarlas de la limitación original. Todos estos elementos están presentes en A Flock Descends into the Pentagonal Garden. La imagen inicial es una fotografía que Man Ray había hecho a Marcel Duchamp: el francés está de espalda y luce una tonsura en el cabello en forma de estrella. El día que la vio, Takemitsu soñó que una bandada de pájaros blancos, liderados por un pájaro negro, descendían a un jardín pentagonal, y la experiencia onírica lo empujó a crear una obra con un método numérico. El pájaro negro se convierte en una nota, el fa sostenido, y es el eje de una escala de cinco sonidos que representa el jardín pentagonal; a partir de estas coordenadas y de un juego matemático, el compositor construye un universo armónico muy particular. A pesar de la complejidad de la partitura, el resultado sonoro es maravilloso porque la música se desliza, es intuitiva, y el oyente puede llegar a tener una sensación audiovisual y tan hipnótica como la contemplación de una bandada de estorninos en un atardecer de verano.

Para componer La armonía de las formas, Jordi Cervelló se inspiró en la naturaleza y en sus figuras más recurrentes: el círculo, el ángulo, la espiral, la hélice, la parábola, el hexágono, la ola y los fractales. Estas ocho estructuras geométricas quedan transmutadas en texturas, armonías y ritmos que contrastan entre ellos: el círculo se presenta etéreo y vaporoso en oposición al ángulo, cortante y áspero; la espiral cautiva y mantiene en suspense al oyente, una sensación que también genera la hélice, de movimientos imprevisibles. La música cambia de registro a la parábola, que es nítida y se desarrolla sobre un ritmo constante y bien marcado —de carácter «irónico y divertido», según el mismo Cervelló—, y el hexágono toma como referente el scherzo de Sueño de una noche de verano de Felix Mendelssohn. La calma se rezuma en la ola, con predominio de los solos de flauta y la intervención del arpa. Los complejos fractales cierran la partitura en un crescendo imparable: los pequeños motivos rítmicos que imitan las hojas se repiten y se amplifican hasta convertirse en ramas y en árboles en un final apoteósico. Esta obra fue un encargo de Jorge Wagensberg para la exposición temporal Y después fue la forma, que en el año 2000 se inauguró en el Museo de la Ciencia de Barcelona.

El estreno mundial de Cervelló se aviene perfectamente con las obras de Strauss y Takemitsu, un programa que nos hace volar la imaginación a través de la música hacia mundos de fantasía.

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