Los cantos de las mayorales o pavordeses de la cofradía del Roser acompañados de panderos o tambores cuadrados estuvieron presentes en muchos pueblos de Cataluña. Las letras convertían a los levantes de mesa de las bodas, de los bautizos, de misacantantes y fiestas mayores en un oráculo con voz de mujer en la que se tejían las relaciones de la comunidad. El dinero que obtenía de esta conquista femenina de la escena servía para sufragar los gastos de la fiesta de la virgen del Roser.
El tambor completamente pintado con imágenes sagradas y adornado con cintas y cascabeles es el objeto más significativo y espectacular que ha quedado de aquella actividad Desde finales del siglo XIX, algunos folcloristas se apresuraron a recoger las migajas de un mundo festivo que se acababa. Ahora, con esta exposición del Museo de la Música, queremos dar a conocer el mundo que evocaban los testimonios de las últimas mayorales.
Comisaria: Ester Llop
Diseño gráfico: Todojunto
Diseño expositivo: Todojunto + espacio e
Con la intervención artística de: Perejaume
‘Ara canto per a mi’ es una producción del Museo de la Música – Centre Robert Gerhard