GYÖRGY LIGETI
(Tarnaveni, Rumanía 1923 – Viena 2006)
“White on White”
(d’Études) – (1985-2001) – 5′
OLIVIER MESSIAEN
(Avinyó, Francia 1908 – Clichy, Francia 1992)
“Le Baiser de l’enfant Jésus”
(de Vingt Regards sur l’enfant Jésus) – (1945) – 11′
FANNY MENDELSSOHN
(Hamburgo 1805 – Berlín 1847)
“Über Allen Gipfeln ist Ruh”
(de 6 Lieder, op. 7) – (1835) – Arr. Albert Cano Smit – 2′
FANNY MENDELSSOHN
Melodie n.º 2, op. 4
(de 3 Mélodies) – (1847) – 2′
GYÖRGY LIGETI
“L’escalier du Diable”
(d’Études) – (1985-2001) – 5′
LUDWIG VAN BEETHOVEN
(Bonn, Alemania 1770 – Viena 1827)
Sonata n.º 32 en do menor, op. 111
(1821-22) – 25′
Maestoso – Allegro con brio ed appassionato
Arietta. Adagio molto semplice cantabile
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por Jacobo Zabalo
Entre los años 1944 y 1945, Olivier Messiaen compuso una obra de temática explícitamente religiosa —no sería ni mucho menos la única, a lo largo de su carrera— en la que algunos de los dogmas de la fe católica salen a la luz con un lenguaje que, de hecho, parece trascender credos. La simplicidad y la delicadeza de la pieza que tituló Le baiser de l’enfant Jésus —una de las veinte miradas que, con ternura, dirige a su misteriosa persona— evoca el carácter taumaturgo de un amor al mismo tiempo humano y divino.
Por contraste, L’escalier du diable, de György Ligeti, suena dramática: la progresión del piano es aquí frenética, empujada por una fuerza de signo contrario —endemoniadamente compulsiva— que recuerda la producción de otro inspirado y no menos célebre predecesor húngaro. También forma parte de sus Études la pieza “White on White”; compuesta en 1995, alude a la desconcertante creación pictórica de Malèvitx, como si quisiera suscitar en el oyente la contemplación balsámica del elemento primigenio.
Articulado líricamente unos ciento cincuenta años antes, aquel elemento parece ser invocado en la Melodie n.º 2, op. 4, de Fanny Mendelssohn; compositora prolífica que solo en círculos íntimos pudo demostrar el alcance de su arte. En esta breve pieza de 1847 puede apreciarse una ligereza, no exenta de profundidad, parecida a la que se encuentra en muchas obras de su hermano, con quien a menudo colaboró. La versión para piano de la canción “Über allen Gipfeln ist Ruh” (1835), realizada en este caso por Albert Cano Smit, supone otra muestra de la sensibilidad de Fanny Mendelssohn. Desaparecen en esta adaptación los versos de Goethe, pero sobreabunda la belleza de un tema en el que se celebra el reposo que espera el alma al final del camino, parecido a la calma que hay Dalt de tots els cims. El meditabundo poema fue concebido por Goethe mientras contemplaba una puesta de sol, a finales de verano. De hecho, el carácter crepuscular impregna asimismo la última obra programada, una de las más influyentes del repertorio para piano.
La mítica op. 111 de Ludwig van Beethoven, especialmente representativa del estilo tardío, avivó la fantasía de Thomas Mann; quien, ayudado de Theodor W. Adorno, la adoptó como ejemplo de composición visionaria en su Doktor Faustus. En dos movimientos, la sonata dinamita la concepción clásica —de hecho, toda categorización— y abre el marco de una experiencia estética de regusto atemporal. Si el imponente maestoso, iniciado por una declamación enfática, sugiere una lucha con el destino, las variaciones que siguen la arieta transforman el dramatismo en una especie de reconciliación con la verdad musical, en su dimensión empírica y, sin embargo, abstracta, sin florituras. Música que —en palabras de Adorno— «no es la imagen de nada; y, si lo es, es la imagen del todo, imagen sin imagen».