GEORGE GERSHWIN
(Nueva York 1898 – 1937)

CONCIERTO PARA PIANO EN FA MAYOR

(1925) – Arreglos de Martín Jorge – 31'

I. Allegro
II. Adagio – Andante con moto
III. Allegro agitato

PAUSA 20'

GEORGE GERSHWIN
ALBERT GUINOVART (Barcelona 1962)

I LOVE RHYTHM

Suite de temas de Gershwin (2019) – 8'

Fascinating rythm – Someone to watch over me – Love is sweeping the country – Mine – Love is here to stay – I got rythm

GEORGE GERSHWIN

THE PORGY AND BESS COLLECTION

(1935) – Arreglos de Marcel Peeters – 20'

Introducción – Summertime – Oh, I got plenty of nothing – Bess, you is my woman now – Oh, I can’t sit down – It ain’t necessarily so – Acto II, Escena III – Acto III, Escena III – Sleeping Negro – I love you, Porgy – Oh, Lawd I’m on my way – Finale

COMENTARIO

por José R. Pascual-Vilaplana

El hecho artístico es siempre una combinación equilibrada entre la intuición y la destreza técnica. Como decía Platón en su diálogo Ion, el alma del artista debe saber equilibrar la pasión y la razón. La vida y la obra de George Gershwin (Brooklyn, 1898 – Beverly Hills, 1937) son un claro ejemplo de esta simbiosis. El joven Jacob Gershovitz (nombre original de Gershwin) empezó de forma autodidacta a hacer música con el piano de su casa natal de origen judío. Su primer maestro le hizo descubrir las partituras de Liszt, Chopin o Debussy. Sin embargo, pronto dejó los estudios para dar alas a su ansia creativa con la composición de comedias musicales para Broadway en compañía de su hermano Ira Gershwin (1896-1983), quien le escribió las letras para varias canciones y espectáculos: Girl Crazy; Lady, Be Good!... En 1924 componía uno de sus mayores logros: Rhapsody in Blue. Esta última desató la polémica entre el clasicismo y el jazz, pero pronto se convertiría en una partitura interpretada por las mejores orquestas y por los solistas de piano más importantes. Sin embargo, el éxito no acomodó a un Gershwin consciente de sus carencias técnicas en la composición. Buscó la ayuda de grandes músicos, aunque, según la crítica, muchos de ellos no quisieron instruirle, precisamente para no destruir su intuición innata. Se dice que Ravel dijo a Gershwin: «Si le doy clases, perderá su gran espontaneidad melódica para componer en un mal estilo raveliano. ¿Por qué quiere ser un Ravel de segunda, cuando puede ser un Gershwin de primera?».

El concierto de Fin de Año de la BM de Barcelona quiere ser un homenaje a la figura de Gershwin, en el que disfrutaremos de la colaboración como solista de uno de los músicos catalanes que, al igual que el compositor estadounidense, ha hecho del piano y de la creación musical su vida: el prestigioso maestro Albert Guinovart. Empezaremos escuchando el Concierto en Fa para piano y orquesta en versión para piano y banda del maestro uruguayo Martín Jorge (director de la Banda Sinfónica de Montevideo). Esta brillante partitura fue un encargo del director de orquesta Walter Damrosch (1862-1950) en 1924, un día después de haber escuchado Rhapsody in Blue con Gershwin al piano en el Aeolian Hall de Nueva York, dentro del espectáculo llamado An Experiment in Modern Music. Damrosch pidió a Gershwin la composición de un concierto para piano al estilo clásico para ser estrenado con la Orquesta Sinfónica de Nueva York, de la que era titular. De esta manera nacía este concierto, denominado inicialmente New York Concert, y que evidencia una clara evolución técnica tanto en el terreno compositivo como en el de la orquestación. Se dice que el prestigioso compositor inglés William Walton manifestó su admiración por la forma de orquestar de Gershwin en esta obra. Antes del estreno oficial, Gershwin reunió y pagó a una orquesta para interpretarla ante Damrosch, quien le aconsejó algunos cambios. En esta audición, Gershwin manifestó su queja ante algunos músicos que no sabían interpretar el estilo de jazz como él requería. La partitura se ha convertido en todo un símbolo de la fusión entre la música sinfónica y el jazz.

En 1930, Gershwin arreglaba una canción lenta que había escrito para Treasure Girl (1928) de una forma mucho más viva y dinámica llamada “I Got Rhythm”. Incluida en el musical Girl Crazy, pronto se consideraría una de las páginas más brillantes y famosas del autor neoyorquino y se convertiría en un estándar de la canción jazz. El maestro Guinovart utiliza esta conocida melodía, junto con otras canciones de Gershwin, para construir su Y Love Rhythm; una fantasía para piano y banda (con arreglo del original para piano y orquesta de 2007 hecho por el propio Guinovart). El diálogo del piano con el conjunto orquestal manifiesta el gran bagaje estilístico de Gershwin revestido aquí con la colorista paleta instrumental del autor catalán.

El jazz y sus variantes fueron elementos de base para la creación musical de Gershwin, quien no dudó en utilizar estas herramientas en él, a veces, cerrado y elitista mundo de la ópera. En 1935 estrenaba la encantadora Porgy and Bess, una ópera con libreto de Ira Gershwin y DuBose Heyward. Ambientada en Charleston (Carolina del Norte), la acción nos presenta la vida de la comunidad negra en aquellos años a través de la historia de Porgy, un hombre discapacitado que desea el amor de Bess y que quiere protegerla de los suburbios sociales de prostitución y drogas. La música de esta partitura se ha convertido en todo un ejemplo de ópera moderna de inicios del siglo XX. Hoy escucharemos de ella una suite para banda escrita por el maestro belga Marcel Peeters (1926-2020), prestigioso compositor y arreglista que trabajó para artistas de la talla de Sacha Distel o Plácido Domingo.

La música no sabe de estilos ni de fronteras para hacerse evidente. Gershwin supo demostrar que la fusión de estilos enriquecía el lenguaje sonoro y le aportaba todo un abanico de posibilidades expresivas y artísticas. Albert Guinovart y la BMB queremos celebrar el Año Nuevo reivindicando esta heterogeneidad en la creación artística. Porque la música está por encima de estratos y de clasificaciones, y siempre manifiesta su esencia de forma desnuda y sincera. Por muchos años.