PANGEA
La música puede hacer cosas increíbles. Una de ellas es transportarnos a lugares remotos, incluso a lugares atrapados en tiempos pretéritos. Solo hace falta abrir bien los oídos y dejarse llevar para sentirnos, en cuestión de segundos, en un ardiente desierto, o en la frondosa Amazonía, o en las nevadas cumbres de una cordillera. La música nos habla si sabemos escucharla. También nos habla nuestro planeta, y tenemos que abrir los oídos y el corazón para poder escuchar su lamento. Pangea es eso. Un canto a la diversidad cultural, un intento de unir pueblos y música, de hacer llegar al ser humano el mensaje de una Tierra que vislumbra asustada un futuro incierto.
1. OCEANíA
Cerrad los ojos y dejad que vuestra imaginación penetre en la inmensidad del océano como lo hacen los rayos de luz a través de sus aguas. Sin agua, nuestro planeta no tendría vida, y es precisamente en sus océanos donde habita el ser animal más grande del mundo: la Gran Barrera de Coral. A lo largo de miles de años, los esqueletos de coral han formado una muralla submarina que protege las costas de Australia. Su tamaño es tal que puede ser vista desde el espacio exterior, pero está disminuyendo debido al cambio climático. Dejaos envolver por los sonidos de las caracolas, mensajeras de la profundidad marina, de la profundidad de nuestro propio ser.
2. chINA
En el imaginario tradicional chino, el invierno se recrudece y el clima es hostil. Tres plantas destacan del resto por su encanto y resistencia: el pino, el bambú y el ciruelo. El bambú acompaña a la cultura china desde sus orígenes, miles de años atrás. Símbolo de integridad, elegancia, pureza y modestia, es una de las plantas en la que los chinos quieren reencarnarse: su profunda raíz simboliza la persistencia; su tallo alto y recto, el honor, y su interior, hueco y limpio, la modestia. Con este material, sagrado para la cultura china, se fabrican el xiao y el hulusi. Estos instrumentos legendarios, que producen colores dulces y sedosos, han sido utilizados por los músicos chinos como pinceles con los que dibujan sutiles melodías.
3. NORteAMéRICA
«Pequeños y pacíficos». Esto es lo que significa, literalmente, el término hopi, el nombre del pueblo americano más antiguo del continente que ha llegado vivo hasta nuestros días. Los hopi han conservado sus leyendas grabadas en la roca. Una de ellas nos habla de Kokopelli, dios de la fertilidad. Kokopelli derrite las nieves y trae la ansiada primavera. Su figura jorobada, con antenas y tocando la flauta, abunda en los petroglifos que pueblan muchas grutas del suroeste de Norteamérica.
4. SUDAMéRICA
Si miramos detenidamente un atlas, vemos que las siluetas de África y América del Sur encajan sorprendentemente bien. De la misma manera, la música indígena americana se funde a la perfección con la que los esclavos africanos llevaron al Nuevo Mundo. A escasos cuarenta kilómetros de las cálidas playas del Caribe colombiano, las escarpadas cumbres que habitan los kogui ofrecen un escenario gélido y maravilloso. En ellas resuena el kuisi, un instrumento construido con elementos de la naturaleza, que pone voz a la cumbia, y que fue el mayor protagonista de sus melodías hasta la llegada del acordeón.
5. ÁFRICA
Un grito desgarra el anochecer africano. Es el alma de la fula, una flauta con la que el pueblo fulani lleva siglos dibujando melodías que lo acompañan en su modo de vida, ese que los lleva a recibir la noche cada día en un sitio diferente al del día anterior. Son el pueblo nómada más grande del mundo y en su humilde pero inquieta flauta reflejan su espíritu, hecho de una mezcla de lucha y optimismo.
6. ARABIA
Después de una larga jornada de viaje, la caravana se acomoda en un minúsculo punto verde en medio del inmenso desierto de arena. El shofar anuncia la llegada de la noche, mientras la desafiante zurna invita al baile alrededor del fuego. De forma casi enfermiza, repite letanías que invaden el ser de los viajeros y los lleva a un baile donde los pies sienten la tierra y los ojos miran absortos el estrellado manto de la noche de la media luna.
7. ARMENIA
Pocos lugares en el mundo reflejan tantos matices como la antigua Armenia, cuna de civilizaciones y paso entre Europa y Asia. Su instrumento más emblemático, el duduk, es capaz de transmitir la emoción sin filtro y de poner voz a un código musical que sintetiza el encuentro entre dos mundos. Oriente y Occidente: un verdadero crisol de culturas.
8. BULGARIA
Es emocionante ver cómo la música y sus instrumentos conectan seres humanos, culturas y pueblos, trascendiendo todas las fronteras. En épocas donde las comunicaciones eran casi nulas, la mente humana crea y desarrolla instrumentos parecidos en lugares apartados. Las gaitas están extendidas por diferentes continentes y su uso ha estado siempre asociado al mundo pastoril. En los montes Ródope, en Bulgaria, es quizá donde las gaitas despiertan ecos del pasado más remoto.
9. COSTA ATLÁNTICA
Hace más de 2.000 años, los habitantes del oeste de Europa navegaban con rudimentarias embarcaciones por el peligroso Atlántico. Galicia, Bretaña, Irlanda y Escocia eran puntos que se unían entre sí a través del océano. Hace unos tres años, unos intrépidos irlandeses decidieron emular esta travesía pretérita en botes que eran réplicas de los utilizados por sus ancestros. Cuernos de pastor, gaitas, bombardas e incluso instrumentos de la edad de bronce serán la banda sonora de este periplo, que tuvo éxito hasta su último día, donde la embarcación volcó y uno de sus tripulantes perdió la vida. Sirva como homenaje esta historia sonora a la ilusión del hombre por superar y traspasar retos.
10. LAMENTo
Un canto a la naturaleza, un anhelo de paz. Sus notas melancólicas se transforman poco a poco en un canto de esperanza, recordándonos que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay un camino hacia la reconciliación.
BANDA MUNICIPAL DE BARCELONA
ABRAHAM CUPEIRO, MULTI-INSTRUMENTISTA
josé r. Pascual-Vilaplana, dirección
CLARINETES Natalia Zanón, solista / Joan Altadill / Juan Bautista Faubel / German Guillén / Montserrat Margalef / Joan Tormo / Jordi Casas* / Alexandre Escrivà* / Jorge Iznardo* / Rubén Raimundo* / Francisco Rodríguez* / Laia Santamaria* / Clara Vilanova* / Javier Vilaplana, requint / Martí Guasteví, clarinete alto / Carlos Ivorra*, clarinete bajo · SAXOFONES Maurici Esteller, soprano / Dani Molina, alto solista / Marta Romero, alto / Armand Franco, tenor / José Jaime Rivera, tenor / Joan Soler, barítono · FLAUTAS Manel Reyes, solista / Ana Belén Sánchez* / Paula Martínez, flautín · OBOES David Perpiñán / Carla Suárez, corno inglés · FAGOTS Daniel Ortuño, solista / Xavier Cervera · TROMPAS Abdó Sancho, solista / Carlos Lizondo*, solista / German Izquierdo / Arantxa Portoles* / Jordi Pascual* · TROMPETAS Y FISCORNOS Ramon Figueras, solista / Jesús Munuera, solista / Maurici Albàs / Santiago Gozálbez / Jesús Pascual / José Joaquín Salvador / Javier Rodríguez* · TROMBONES Emilio Almenar, solista / Andrea Escrig*, solista / Francesc Ivars / Francisco Palacios, bajo · BOMBARDINOS Rubén Zuriaga, solista / Adrià Cisneros* · TUBAS Francisco Javier Molina, solista / Toni Chelvi · CONTRABAJOS Enric Boixadós / Toni Cubedo · TIMBALES Ferran Carceller, solista · PERCUSIÓN Mateu Caballé, solista / Ferran Armengol / Alejandro Llorens / Vicent Catalan* / Daniel Munarriz*
DIRECTOR TÉCNICO Joan Xicola
COORDINADORA EJECUTIVA Susanna Gamisel
ENCARGADA Montserrat Margalef
ARCHIVERO Àlex Fernández
SERVICIOS AUXILIARES Airun Serveis Culturals
*Colaborador/a