JOSEP MARIA GUIX
(Barcelona 1967)
Tres Haikus para violonchelo y piano
(2009) – 8’
DORA PEJAČEVIĆ
(Budapest 1885 – Múnich 1923)
Sonata para violonchelo y piano en mi m, op. 35
28’
Allegro moderato
Scherzo: Allegro
Adagio sostenuto
Allegro comodo
DELIS DUO
Irma Bau, violonchelo
Irina Veselova, piano
comentario
por Alba Nogueras
La compositora croata Dora Pejačević, conocida también como Condesa Dora, es una de las muchas plumas injustamente olvidadas: introdujo la canción orquestal en Croacia y escribió la primera sinfonía moderna de su país. Nacida en Budapest, creció en Našice, se trasladó con su familia a Zagreb y, finalmente, se asentó en Múnich; estudió en el Instituto de Música de Zagreb y recibió lecciones de distintos músicos –entre ellos, Robert Gerhard–, pero desarrolló su carrera de forma principalmente autodidacta. Fue conocida e interpretada especialmente en el centro de Europa. Entre los defensores de su obra cabe mencionar también a Joan Manén.
Enérgica, culta, curiosa e independiente, se relacionó con la élite cultural del momento y escribió con un lenguaje personal que, al mismo tiempo, entroncaba con la tradición. Seguía un estilo romántico tardío, con armonías impresionistas y, aunque se liberó de los convencionalismos, no abandonó la tonalidad en un momento de cambios radicales, propios de la generación de finales del siglo XIX. Murió a los 37 años, después de dar a luz; no obstante, a pesar de su muerte prematura, nos dejó un legado de gran importancia.
Escribió numerosas obras para formación de cámara, entre las que encontramos la partitura que interpretará hoy DeLis Duo (Irma Bau, violonchelo, e Irina Veselova, piano). Se trata de su única sonata para este tipo de conjunto, compuesta en 1913, revisada en 1915 y estrenada en la capital húngara en 1923, poco después de su muerte. La obra consta de cuatro movimientos: un allegro moderato, con un tema principal cantabile que se desarrolla con dramatismo; un scherzo allegro, en tiempo tríada y de colores brillantes; un adagio sostenuto, escrito en compás de 5/4, con un aire melancólico que se interrumpe de forma repentina por un dramatismo marcado y crece en densidad de modo gradual hasta que, finalmente, se reduce a la textura del acorde inicial; y un allegro comodo, lleno de detalles armónicos y sorpresas rítmicas.
Completa el programa una obra de música contemporánea catalana, una partitura encabezada por la siguiente anotación del propio autor: «la música, al igual que los poemas japoneses a los que hace referencia, pretende recrear este mundo concentrado y esencial, de gran refinamiento técnico y, sobre todo, de enorme poder evocador». Josep Maria Guix cita tres haikus; en primer lugar, uno del poeta Bashô, que habla de un viento que penetra el alma; en segundo lugar, uno de Buson, que describe el instante en el que se escapa el sonido de una campana; finalmente, uno de Kanna, que retrata un paisaje de otoño, una madera en un río empujada por una brisa suave. La naturaleza, tan presente en la obra del compositor reusense, se materializa en esta partitura de forma breve, sugerente y trascendental, como los versos de estos autores de los siglos XVII y XVIII.