JOHANN SEBASTIAN BACH
(Eisenach, Alemania 1685 – Leipzig, 1750)

Cantata BWV 119
Preise, Jerusalem, den Herrn

(25')

Coro: Preise, Jerusalem, den Herrn 
Recitativo (tenor): Gesegnet Land, glückselge Stadt
Aria (tenor): Wohl dir, du Volk der Linden 
Recitado (bajo): So herrlich stehst du, liebe Stadt!
Aria (contralto): Die Obrigkeit ist Gottes Gabe 
Recitativo (soprano)   
Coro: Der Herr hat Guts an uns getan 
Recitativo (contralto): Zuletzt!
Coral: Hilf deinem Volk, Herr Jesu Christ

Aria contralto BWV 120.1
Gott, man lobet dich

(5’)

Aria bajo BWV 69.5  
Mein Erlöser und Erhalter

(4')

Aria soprano BWV 29.5
Gedenk an uns mit deiner Liebe

(6')

Cantata BWV 137
Lobe den Herren, den mächtigen König der Ehren

(14’)

Coro: Lobe den Herren, den mächtigen König der Ehren
Aria (contralto): Lobe den Herren, der alles so herrlich regieret
Aria (dueto de soprano y bajo): Lobe den Herren, der künstlich und fein dich 
Aria (tenor): Lobe den Herren, der deinen Stand sichtbar gesegnet
Coral: Lobe den Herren, was in mir ist, lobe den Namen!  

La duración aproximada del concierto es de 70' sin pausa

COMENTARIO

por Xavier Pastrana

La Cantata BWV 119, “Preise, Jerusalem, den Herrn”, data de 1723. En febrero de ese año, J. S. Bach fue nombrado kantor de la iglesia de Santo Tomás de Leipzig. Este cargo comportaba no solo la obligación de proveer de música a las cuatro iglesias de la ciudad, sino también de hacerlo para ciertas celebraciones municipales. La Cantata 119 fue escrita con motivo del Ratswechsel, la toma de posesión del Consistorio. Este era un acto importante dentro de la vida política porque asistía todo el consejo municipal, es decir, quienes “daban trabajo” a Bach. Cabe pensar, pues, que el compositor quisiera impresionar de forma especial a sus oyentes en aquella ocasión, y por eso eligiera unos efectivos muy destacados. La plantilla orquestal de la Cantata 119 es de las mayores que utilizó Bach en sus ciclos de cantatas: cuatro trompetas (elección muy poco habitual), timbales, dos flautas de pico, tres oboes, dos oboes de caza (oboe da caccia), cuerda y continuo.

El primer movimiento comienza con una obertura a la francesa con motivos punteados que, combinados con el brillante sonido de las cuatro trompetas, evidencian la solemnidad de la fecha. A continuación, entra el coro con un texto que exhorta a la ciudad de Jerusalén a alabar al Señor, que ha bendecido a sus habitantes. La parte coral es de una sonoridad densa, casi un horror vacui musical, con un bajo instrumental en continuo movimiento. El número se cierra retomando la obertura, en la que cabe destacar la segunda entrada de las trompetas que, de forma sorprendente, recuperan el motivo de los primeros compases de la cantata. El recitativo y el aria posteriores hablan de una ciudad y un pueblo, el Pueblo de los Tilos, en referencia al origen eslavo del nombre de la ciudad, que deriva de lipa, “tilo”. Se trata de una música más íntima y que invita a la reflexión. Al final del aria, Bach nos ofrece un delicioso melisma sobre la palabra volk, “pueblo”. A continuación, una fanfarria de las trompetas abre el recitativo del bajo, que sirve para dar gracias al Señor por la bendición de una ciudad esplendorosa. La misma fanfarria sirve para cerrar el recitativo y ofrecernos un gran contraste con el aria siguiente. La instrumentación del aria de contralto se sitúa prácticamente en las antípodas de la del primer número: solo dos flautas de pico y el continuo. Si a esta sorpresa añadimos la tonalidad del aria, sol menor (el único número en tonalidad menor), y los ritmos staccato de las flautas, nos resulta una música que parece quedar fuera de la solemnidad expresada por el resto de los movimientos. El texto indica que la autoridad es un don de Dios. ¿Es quizás una manera de advertir a los gobernantes que deben estar a la altura de esta magnífica ciudad a la que se ha estado elogiando hasta ese momento? Sea como fuere, el último coro recupera el espíritu inicial de la cantata, que se cierra con un coral que adapta la melodía gregoriana del Te Deum.

La Cantata BWV 137 fue escrita para el 12.º domingo después de la Trinidad, pero parece que se utilizó igualmente para el Ratswechsel de 1725. La instrumentación (también con trompetas y timbales) y el carácter del primer coro refuerzan esta idea. En el segundo movimiento un violín solista se recrea, con maravillosa fantasía, entre las estrofas del coral que canta la contralto. Le sigue el único dúo del concierto de hoy, en el que soprano y bajo, entre ellos y con los dos oboes, llegan a un momento de cromatismo extremo sobre la palabra noth, “necesidad”. La última aria combina la declamación del tenor con la melodía del coral final, que anticipa la trompeta y que reafirma el mensaje del texto del solista.