JUDITH WEIR
(Cambridge, Reino Unido 1954)
Cuarteto de cuerda n.º 2 “L’espanyol”
Estreno nacional – (2023) – 15′
Animato
Tempo di Menuetto
Cantabile
Energico
FELIX MENDELSSOHN
(Hamburgo, Alemania 1809 – Leipzig, Alemania 1847)
Cuarteto de cuerda n.º 4 en mi menor, op. 44 n.º 2
(1837) – 27′
Allegro assai appassionato
Scherzo. Allegro di molto
Andante
Presto agitato
Leonkoro QuaRTET:
Jonathan Schwarz, violín
Amelie Wallner, violín
Mayu Konoe, viola
Lukas Schwarz, violonchelo
COMENTARIo
por Berta Coll i Bosch
La compositora escocesa Judith Weir fue Maestra de la Música del Rey entre 2014 y 2024. Es la primera mujer que ha ocupado este cargo real y, durante la última década, le ha tocado componer piezas para eventos históricos como el funeral de la reina Isabel II y la coronación del rey Carlos III. Su música tiene un gran sentido dramático, una simplicidad telúrica, una claridad que la convierte en una comunicadora amena y refinada al mismo tiempo. Su Cuarteto de cuerda n.º 2“The Spaniard” se parece, sin ningún género de duda, a algunos cuartetos de Ludwig van Beethoven. La compositora se dio cuenta de ello poco después de terminar de escribirlo. Sin pretenderlo, durante el proceso creativo se nutrió de algunos recursos formales de su compositor de cuartetos preferido. “No tenía ninguna intención de hacer un homenaje a Beethoven, pero esta similitud no es casualidad”, explicaba Weir en el programa de mano del Festival de Aldeburgh, donde el Leonkoro Quartet estrenó la obra en verano de 2024. El subtítulo del cuarteto, pues, juega con el apodo con el que Beethoven era conocido en su Bonn natal: le llamaban “el español”, no por su pasado familiar, sino porque tenía un rostro de facciones morenas y no era muy alto. ¿Qué podemos esperar, de su Cuarteto de cuerda n.º 2, escrito más de treinta años después que el primero? Lo responde ella misma: “Una introducción agitada y conversacional seguida de una larga tonada del violonchelo; un minuto en trío, bien atlético; un movimiento lento que parece un himno, y un segundo scherzo al final, que concluye con una extensa y pasional coda”.
Felix Mendelssohn (1809-1847) tenía la virtud de componer obras expansivas y, a la vez, de gran precisión. El lirismo de sus cuartetos de cuerda sube hacia arriba, hacia los lados, pero al escucharlos uno tiene la sensación de que todo está allí donde debería estar. Que no sobra ni falta nada. El Cuarteto de cuerda n.º 4 en mi m, op. 44 n.º 2 es el segundo de tres cuartetos que Mendelssohn compuso entre 1837 y 1838. Agrupados bajo una misma numeración, estos tres cuartetos forman un ciclo que corresponde a la etapa media del compositor, ya en plena madurez, casi diez años después de los cuartetos tempranos de 1827 y 1829. Dedicó los tres cuartetos a Óscar I, el entonces príncipe de Suecia. En el Cuarteto de cuerda n.º 4 se concentra toda la vitalidad de un Mendelssohn alegre y bullicioso; el sentido de la urgencia que intuimos en el primer movimiento se canaliza a través de un fraseo melodioso que, en algunos momentos, nos evoca la obertura del posterior Concierto para violín en mi m, op. 64 (1845). Desde el allegro assai appassionato, Mendelssohn demuestra que es un compositor muy dotado para el género camerístico; conoce bien los instrumentos de cuerda, sabe dar autonomía a cada voz, pero huyendo del desorden, logra forjar una integridad musical por medio de líneas melódicas que se interpelan unas a otras. A continuación, el scherzo se nos aparece divertido, desacomplejadamente gozoso, con una contundencia rítmica que el tempo empuja. En el tercer movimiento vuelven a predominar las frases largas, de gran intensidad melodramática, con el punto justo de gravedad. El presto agitato final, con un diálogo más complejo entre las cuatro voces, hace estallar el virtuosismo de los intérpretes sin dejar de lado el lirismo que impregna toda la pieza.
Con el apoyo de