Durante el servicio religioso:
JOHANN SEBASTIAN BACH
(Eisenach, Alemania 1685 – Leipzig 1750)
CORAL BWV 654
SCHMÜCKE DICH, O LIEBE SEELE
Órgano
7’
CANTATA BWV 180
SCHMÜCKE DICH, O LIEBE SEELE
Coro: Schmücke dich, o liebe Seele / Aria (tenor): Ermuntre dich: dein Heiland klopft /Recitativo y coral (soprano): Wie teuer sind des heilgen Mahles Gaben! /Recitativo (contralto): Mein Herz fühlt in sich Furcht und Freude / Aria (soprano): Lebens Sonne, Licht der Sinnen / Recitativo (bajo): Herr, lass an mir dein treues Lieben / Coral: Jesu, wahres Brot des Lebens
20′
Después del servicio religioso:
GEORG PHILIPP TELEMANN
(Magdeburgo, Alemania 1681 – Hamburgo 1767)
ANDANTE CONCERTO TWV 53:E1
Traverso, oboe d’amore y viola d’amore más cuerda
3’
CANTATA TWV 31
SCHMÜCKE DICH, O LIEBE SEELE
Coral (tenor), Aria (soprano), Coral tutti
6’
JOHANN SEBASTIAN BACH
CANTATA BWV 162
ACH! ICH SEHE, ITZT, DA ICH ZUR HOCHZEIT GEHEN
Aria (bajo): Ach, ich siehe / Recitativo (tenor): O großes Hochzeitfest / Aria (soprano): Jesu, Brunnquell aller Gnaden / Recitativo (contralto): Mein Jesu, lass mich nicht / Aria (dueto de contralto y tenor): In meinem Gott bin ich erfreut! / Coral: Ach, ich habe schon erblicket
17′
SolistAs Salvat Beca Bach
RITA MORAIS, soprano / DANIEL FOLQUÉ, alto / ALBERTO PALACIOS, tenor / ORIOL MALLART, bajo
Bachcelona Consort
Katy Elkin, oboe / Daniel Ramírez, oboe / David Gutiérrez, traverso / Clara Creus, traverso / Ignacio Ramal, violín / Cristina Altemir, violín / Núria Pujolràs, viola / Guillermo Turina, cello
Daniel Tarrida, clave y dirección
Servicio religioso
Oliver Spies, pastor
IZUMI KANDO, órgano
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por Ariadna Peralta
Actualmente, J. S. Bach se considera uno de los primeros compositores de la modernidad. La modernidad, un concepto escurridizo, a menudo se refiere a un largo período histórico de transformaciones que afectan tanto a la organización social como al imaginario cultural y que, en gran medida, han perdurado desde el final de la Edad Media hasta nuestros días.
En las composiciones de Bach se encuentran muchos de estos elementos socioculturales modernos. Por ejemplo, a diferencia de lo que ocurría en la Edad Media, parece que Bach no solo concibe la música como un arte que revela el orden cósmico inmutable, sino que explora racionalmente las posibilidades y limitaciones compositivas. Bach, de hecho, encarna la exploración y la duda del sujeto moderno, ejerciendo una libertad individual que a menudo supera la de compositores posteriores influenciados por modelos compositivos más arraigados.
El gran número de obras religiosas que Bach produjo para las iglesias protestantes ilumina la relación entre religión y modernidad. Siguiendo al sociólogo Max Weber, el protestantismo, aunque sin pretenderlo, contribuyó al desarrollo del capitalismo moderno. A partir de la defensa del vínculo directo entre el individuo y Dios, los protestantes ponen énfasis en la responsabilidad social de los individuos, una tendencia que Weber llama “ascetismo mundano”. Más concretamente, los protestantes se preocupan por cumplir su vocación (Beruf en alemán), que relacionan con la profesión que ejercen. En corrientes como el calvinismo, cuando la vocación se cumple con éxito, incluso llega a demostrar la predestinación de Dios, lo cual encaja bien con la obsesión capitalista por el crecimiento económico ilimitado: tanto los protestantes como los capitalistas buscan el éxito creciente en sus empresas. Con la exploración rigurosa de los límites de la composición musical, Bach encarnó sin duda el Beruf y evidenció que el individuo moderno puede encontrar una manera de realizarse centrándose en su profesión.
Fruto de la creciente secularización, es decir, de la separación entre los asuntos del Estado y la Iglesia, la relación entre música y religión también cambia. En una sociedad moderna cada vez más secularizada, la música gana peso como una actividad artística de entretenimiento que permite sumergirse en el placer y la emoción. Al mismo tiempo, o quizás precisamente por ello, puede reforzar la devoción y las creencias colectivas. Aunque algunos de los movimientos religiosos de la época que abogaban por el ascetismo temían y debatían esta ambivalencia de la música entre el placer y la fe, según nos ha llegado, Bach aceptaba el disfrute de la música como un vehículo para el sentimiento religioso luterano, al igual que el propio Lutero.
De hecho, desde los inicios del protestantismo, la liturgia siempre ha dado gran importancia al canto coral, ya que se considera una forma de fortalecer la comunidad al involucrar a los fieles y, al mismo tiempo, estrechar los lazos con Dios a través de la música. En este contexto, Bach compuso cantatas como “Schmücke dich, o liebe Seele” (Embellece, alma querida), BWV 180, que hemos seleccionado para ser interpretada en esta ocasión.
Bach concibió la cantata BWV 180 en relación con la parábola del banquete de bodas del Evangelio según Mateo. Parte de un himno luterano para la eucaristía en el que el gran banquete se convierte en un banquete de bodas, siguiendo la traducción de la Biblia hecha por Lutero. La melodía nos permite imaginar a una novia preparándose antes de la boda, y, por lo tanto, predomina la alegría. Este estado de ánimo contrasta con el de la cantata BWV 162, compuesta para ser interpretada en la misma fecha del calendario cristiano, pero donde predomina el temor de no cumplir con las demandas de la relación con Dios. Dado que la BWV 162 también se podrá escuchar en el ciclo Trànsits, el espectador podrá apreciar esta diferencia, así como la variedad entre las cantatas de Bach.
El hecho de que esta música se interprete en la iglesia de la Comunidad Evangélica de Habla Alemana, donde se congregan tanto luteranos como calvinistas y zwinglianos, es una buena oportunidad para imaginarnos de manera más tangible los inicios de la modernidad a partir del vínculo entre música y religión.
En colaboración con la Oficina d’Afers Religiosos: