JOHANN SEBASTIAN BACH
(1685 Eisenach, Alemania – 1750, Leipzig, Alemania)

Das wohltemperierte Klavier, BWV 846-893

(El clave bien temperado) – Selección (1722-1740)

La duración aproximada del concierto es de 50′

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por Ama María Dávila

“Nunca ha habido, en las artes, más que hibridación”. Esta afirmación, parte de la esencia y el espíritu del Festival Subsònic, que hoy cierra su primera edición, explica también perfectamente el trabajo desarrollado por Mal Pelo para entablar un diálogo entre su poética del movimiento y la música de Johann Sebastian Bach. Esta es una tarea que iniciaron hace veinte años y que se ha ido concretando a lo largo del tiempo en una fascinante tetralogía en la que la música del gran maestro barroco —posiblemente el compositor con más entrecruzamientos de la historia de la música— interactúa con la danza, la palabra o lo audiovisual.

Bach, el espectáculo de hoy, fue la primera entrega de este proyecto y nació como un trabajo de investigación coreográfica en torno a la más icónica y transversal de sus obras para teclado, El clave bien temperado, una colección de 48 preludios y sus correspondientes fugas que se ha convertido en una de las obras más influyentes de la historia de la música. Nacida con el afán teórico y pedagógico de mostrar un sistema de afinación que permitiera la ejecución de su contenido sin tener que afinar de nuevo el instrumento, la obra consta de dos libros que siguen un esquema idéntico: cada volumen reúne 24 parejas de preludios y fugas que recorren sistemáticamente y de mayor a menor toda la escala cromática: desde el do mayor del primer binomio hasta el si menor del último.

Bach concluyó el primer volumen (BWV del 846 al 869) en 1722, y el segundo (BWV del 870 al 893), en 1744. Aunque las comparaciones entre un libro y el otro son inevitables —el primero parece dirigido a estudiantes del instrumento, incluso a los propios hijos de Bach, mientras que el segundo muestra una escritura más innovadora y compleja—, lo cierto es que estamos ante una obra única. Ninguna de las 96 piezas se asemeja a otra. Si bien los preludios son formalmente muy libres, de una gran variedad melódica y rítmica, las fugas, la mayoría a tres o cuatro voces, representan una verdadera demostración de la maestría contrapuntística del autor. El conjunto despliega un prodigioso abanico de estados anímicos, sensaciones y emociones, de la serenidad a la exuberancia virtuosística, de la oscuridad al brillo cromático, de la elegancia a la fantasía.

Sobre este material, de incuestionable modernidad, configura Mal Pelo su obra, que quiere ser, en palabras de la propia compañía, “un estudio del movimiento, la mirada, el ritmo, la respiración y la presencia en relación con la musicalidad”. Un trabajo intimista e introspectivo, en el que su única intérprete coreografía tanto la música de algunos preludios como el silencio que llega tras la interiorización de las fugas. Así, la música de Bach -que hoy, y por primera vez, nace de la excepcional interpretación en directo del clavecinista Justin Taylor- se convierte en una nueva materia prima en un proceso de creación y recreación infinito e inalcanzable.