MANUEL DE FALLA
(Cádiz 1876 - Alta Gracia, Argentina 1946)

Noches en los jardines de España

(1915) – Adaptación de Adan Bernabeu sobre la instrumentación de Joan Lamote de Grignon – 25′

En el Generalife
Danza lejana
En los jardines de la Sierra de Córdoba

PAUSA 20 '

GILDA LYONS
(Nueva York 1975)

La flor más linda

(2019) – 7′

RICHARD STRAUSS
(Múnich 1864 – Garmisch-Partenkirchen, Alemania 1949)

Muerte y transfiguración, op. 24

(1891) – Adaptación de José Rafael Pascual-Vilaplana sobre la instrumentación de Lluís Oliva – 25′

comentario

por José R. Pascual-Vilaplana

Quizá para no admitir el dolor, entendemos la muerte como el inicio de una nueva vida. Como en la naturaleza, nada se acaba, todo se transforma. Empezamos una temporada en la que queremos compartir un deseo de nuevos planteamientos disfrutando de la memoria, pero apresurando el futuro con esperanza.

Manuel de Falla (Cádiz, 1876 - Alta Gracia, Argentina, 1946) autorizó al maestro Joan Lamote de Grignon (1872-1949) ―cuyo 150.º aniversario de nacimiento conmemoramos― la instrumentación para la BM de Barcelona de varios arreglos de sus obras sinfónicas; entre ellas encontramos Noches en los jardines de España (1915). Esta partitura, calificada como «impresiones sinfónicas» en palabras del propio Falla, constituye una de las páginas impresionistas más relevantes en la música de principios del siglo XX. La obra nació en 1909 como una colección de nocturnos para piano solo. El pianista catalán Ricard Viñes (Lleida, 1875 - Barcelona, 1943) sugirió a Falla que transformara esta recopilación pianística en una partitura para piano y orquesta. Después de realizar la elección, descartó uno de los nocturnos que se convertiría en la conocida “Pantomima” de El amor brujo. Así pues, tres piezas del original para piano se transfigurarían en los tres movimientos de la versión para piano y orquesta dedicada al mismo Viñes. Estas imágenes sonoras se nos presentan no como un simple concierto de solista, sino como un auténtico diálogo entre el piano y la paleta colorista orquestal. El estreno tuvo lugar en 1916 en el Teatro Real de Madrid, interpretado por el pianista gaditano José Cubiles (1894-1971) y dirigido por el maestro Enrique Fernández Arbós (1863-1939). La música quiere evocar el paisaje de los jardines de la Alhambra (“En el Generalife”), una danza lejana y la sierra de Córdoba. El sabor popular se reviste de la influencia francesa que marcó la estancia en París de Manuel de Falla, incluso se puede adivinar una influencia de la orquestación orientalista presente en autores tan relevantes como Rimski-Kórsakov. Hoy presentamos una versión actualizada de la orquestación de Lamote de Grignon que quiere adaptarse a la organología contemporánea de las bandas de música.

Desde los Estados Unidos nos llega una preciosista partitura de la compositora Gilda Lyons (Nueva York, 1975), que combina su esencia como cantante y artista visual con la paleta sonora de la banda. Comprometida con el uso de la música para humanizar, en La flor más linda (2018) nos acerca a la realidad del pueblo nicaragüense ante las autoridades opresoras. «Con los brazos extendidos a través del sonido...» nos abrazan las imágenes mentales de la compositora sobre Nicaragua, el país de sus antepasados. Sin embargo, la celebración del recuerdo se vuelve siniestra y la canción popular parece un lamento. Dice Carlos Mejía Godoy: «Ay Nicaragua, Nicaragüita, la flor más linda de mi querer...».

Y como no podía ser de otra forma dentro del discurso que L'Auditori plantea en esta Temporada 2022-2023, la BM de Barcelona debía iniciar sus conciertos con la mítica versión para aparte de Muerte y transfiguración op. 24 (1889) que fue no sólo autorizada sino dirigida por el propio Richard Strauss (1864-1949) en 1925 en la Plaza de Sant Jaume. Este poema sinfónico, en palabras del crítico Ernest Newman, es «una música de esas que uno no quisiera que acabaran nunca…» Los pentagramas del maestro alemán quieren describir el momento final de un enfermo que ve cercana a la muerte, que lucha hasta el último momento en medio de la angustia mientras ve pasar su vida y que, finalmente, logra la transfiguración ansiada en un ambiente de paz eterna (un Do lleno de sencilla grandiosidad y vehemencia). Pero curiosamente, este texto programático sobre la obra se escribió una vez la partitura fue concluida, y fue obra del poeta Alexander Ritter (1833-1896). Una vez más, se hace evidente que la música no significa nada, pero puede decir tanto…

La música en directo nace para morir inmediatamente después. Sus estrellas sonoras transfiguran a quien disfruta de la experiencia. Y es que la trascendencia siempre nace en libertad, la única manera de entender la catarsis del arte.