Gnawa vibrations
Saimen Kherbouch, maalem
Abdallah Harroch, koyo
Abdallah Ettaleby, koyo
Anas Bentaleb, koyo
Mohamed Boukrab, koyo
Otmane Oubella, koyo
Smail Ouazza, koyo
Younes Kamar, koyo
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por Ilaria Sartori
La palabra gnawa hace referencia tanto a una comunidad como a un conjunto de prácticas musicales y rituales.
Los gnawa son una comunidad originariamente descendiente de esclavos subsaharianos afincados en Marruecos y en otros países del Magreb y, más recientemente, en el marco de una segunda migración, también en grandes ciudades europeas, como París, Bruselas, Roma y Barcelona.
En Cataluña, donde la comunidad de origen marroquí es la más numerosa, los músicos gnawa desarrollan actividades desde hace cerca de treinta años. Procedentes de diversas ciudades de Marruecos y de estancias en otras ciudades de Europa, los músicos gnawa de Barcelona actúan en los escenarios y participan en proyectos culturales, artísticos, sociales y de investigación, pero siguen acompañando los eventos propios de su comunidad, como fiestas, bodas y noches de gnawa.
La música gnawa, inscrita desde 2019 en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, está liderada por el maalem (maestro, voz solista e intérprete de guembri), siempre acompañado de sus koyo (compañeros, coralistas, percusionistas y bailarines).
El guembri, el instrumento principal de la música gnawa y único instrumento melódico del conjunto, es un laúd grave de tres cuerdas pulsadas con una caja de resonancia cubierta de piel que también sirve para percusión. Lo acompañan los ostinatos rítmicos de las qraqeb, castañuelas metálicas que tocan los koyo. Un tercer instrumento, el tambor tbel, colgado al hombro y que se toca con dos baquetas, se utiliza para anunciar el inicio del acto e invitar al público, que a menudo contribuye al ritmo dando palmas.
La voz tiene un papel muy importante en la música gnawa: los cantos, que se interpreta n en alternancia responsorial entre voz solista y coro, alaban a Alá y al profeta Mahoma o recuerdan a figuras ejemplares, santos y espíritus. Más allá de los cantos, también se pueden escuchar fórmulas devocionales, gritos y exclamaciones, de las cuales la más frecuente es ¡saha!, un auspicio de salud que a menudo se dirige a los músicos en señal de aprecio y agradecimiento.
Las canciones suelen empezar con una introducción instrumental por parte del guembri, seguida de una sección vocal acompañada de las qraqeb con ritmos relativamente lentos; la última parte de la pieza, dedicada a la danza, se caracteriza por un incremento progresivo de la velocidad y la intensidad de la percusión, hasta su conclusión, que se establece con fórmulas rítmicas codificadas.
En la cultura gnawa todo tiene una historia y una significación simbólica: una tradición narra, por ejemplo, que los ritmos de las qraqeb provienen del sonido de las cadenas que sincopaba los pasos de los esclavos, y que la caja del guembri representaba el barco que los llevaría hacia la ansiada libertad; asimismo, el crescendo catártico de las piezas gnawa simboliza y al mismo tiempo favorece el proceso de liberación espiritual.
La práctica musical y coréutica gnawa está profundamente ligada a la espiritualidad. La música tradicionalmente acompaña a rituales llamados lila (literalmente, “noche”), que se celebran dos veces al año, se desarrollan a lo largo de una o más noches y se estructuran en siete etapas correspondientes a sendos colores, cada una con su propio repertorio.
Según explica el maalem Saimen Kherbouch, las noches de gnawa ayudan a entrar en contacto con el alma, a neutralizar las malas energías y a alcanzar un estado de salud, paz y tranquilidad. La danza tiene un papel fundamental en este proceso: las danzas de los koyo pueden ser acrobáticas, pero durante el ritual se permite que cualquier asistente participe y se levante a bailar. En estos casos, no es infrecuente que la danza se vuelva cada vez más animada, hasta producir episodios de tránsito que ayudan a las personas interesadas a liberarse de sufrimientos físicos o psicológicos. A lo largo de la noche, el orden de las canciones y de las interacciones humanas y sensoriales (distribución de alimentos, apagado de luces, uso de inciensos, tejidos y otros objetos) reflejan secuencias y significados rituales.
Hoy en día, la música gnawa también se interpreta fuera del contexto ritual, en escenarios internacionales y en proyectos musicales de exploración y fusión. Sin embargo, en el caso de este concierto se ha optado por el formato más cercano a la práctica tradicional: la performance durará hasta la noche para incluir todas las etapas de la lila y contará con la participación de la comunidad marroquí, así como con el uso de objetos y procedimientos rituales. Los asistentes podrán, así, compartir a través de la música y los sentidos un viaje espiritual iniciático muy similar al que viven los propios miembros de la comunidad.
El grupo Gnawa Vibrations, liderado por el maalem Saimen Kherbouch y residente en Barcelona, está comprometido desde el inicio con la divulgación de la cultura musical gnawa y se presentará en esta ocasión en formación ampliada, proponiendo un repertorio que incluye músicas gnawa tanto del norte como del sur de Marruecos.
En colaboración con la Oficina d’Afers Religiosos: