UNSUK CHIN
(Seúl 1961)
Subito con forza
(2020) – 1.ª audición – 5′
MAURICE RAVEL
(Ciboure, Francia 1875 – París 1937)
Concierto para piano y orquesta en Sol mayor
(1929-1931) – 21′
Allegramente
Adagio assai
Presto
Javier Perianes, piano
PAUSA 20'
SERGUÉI PROKÓFIEV
(Sontzovka, Ucrania 1891 – Moscú 1953)
Sinfonía n.º 5 en Si b mayor, op. 100
(1944) – 46′
Andante
Allegro marcato
Adagio
Allegro giocoso
ORQUESTA SINFÓNICA DE BARCELONA Y NACIONAL DE CATALUÑA
JAVIER PERIANES, PIANO
ELIM CHAN, DIRECCIÓN
PRIMEROS VIOLINES Vlad Stanculeasa, concertino / Jaha Lee, concertino asociada / Raúl García, asistente de concertino / Pedro Rodríguez, asistente de concertino / Sarah Bels / Walter Ebenberger / Natalia Mediavilla / Katia Novell / María Pilar Pérez / Anca Ratiu / Paula Banciu* / Andrés Fernández de Mera* / Alzy Kim* / Laura Pastor* / Aria Marina Trigas* SEGUNDOS VIOLINES Ivan Percevic, solista / Emil Bolozan, asistente / Maria José Aznar / Maria José Balaguer / Patricia Bronisz / Clàudia Farrés / Melita Murgea / Josep Maria Plana / Vladimir Chilaru* / Antònia Maria Escalas* / Asia Jiménez* / Ana Kovacevic* / Yulia Tsuranova* VIOLAS Benjamin Beck, solista / Josephine Fitzpatrick, asistente / Christine de Lacoste / David Derrico / Franck Heudiard / Miquel Serrahima / Jennifer Stahl / Andreas Süssmayr / Adrià Trulls / Laia Martí* / Oreto Vayá* VIOLONCHELOS Charles-Antoine Archambault, solista / José Mor, solista / Vincent Ellegiers / Marc Galobardes / Jean-Baptiste Texier / Carla Conangla* / Yoobin Chung* / Elena Gómez* / Joan Rochet* CONTRABAJOS Christoph Rahn, solista / Dmitry Smyshlyaev, asistente / Jonathan Camps / Joan Cantallops* / Anna Cristina Grau* / Nenad Jovic* / Elena Marigómez* FLAUTAS Francisco López, solista / Beatriz Cambrils / Ricardo Borrull, flautín OBOES Rafael Muñoz, solista / José Juan Pardo / Disa English, corno inglés CLARINETES Josep Fuster, asistente / Francesc Navarro / Elvira Querol, clarinete en mi bemol / Alfons Reverté, clarinete bajo FAGOTS Silvia Coricelli, solista / Noé Cantú / Thomas Greaves, asistente / Slawomir Krysmalski, contrafagot TROMPAS Juan Manuel Gómez, solista / Joan Aragó / Pablo Marzal / David Bonet TROMPETAS Mireia Farrés, solista / Adrián Moscardó / Andreu Moros * TROMBONES Eusebio Sáez, solista / Vicent Pérez / Gaspar Montesinos, asistente / Raúl García, trombón bajo TUBA Daniel Martínez TIMBALES Joan Marc Pino PERCUSIÓN Juan Francisco Ruiz / Ignasi Vila / Miquel Àngel Martínez* / Manuel Roda* / Guillem Ruiz* ARPA Magdalena Barrera, solista PIANO Carolina Santiago* / Jordi Torrent*
ENCARGADO DE ORQUESTA Walter Ebenberger
RESPONSABLE DE DOCUMENTACIÓN MUSICAL Begoña Pérez
RESPONSABLE TÉCNICO Ignacio Valero
PERSONAL DE ESCENA Luis Hernández *
* Colaborador/a
COMENTARIO
por Asier Puga
Subito con forza
La compositora surcoreana Unsuk Chin es sin duda una de las grandes creadoras contemporáneas. Alumna de Ligeti, su música ha conquistado las principales salas y agrupaciones internacionales y, como ejemplo reciente, la última edición del prestigioso Festival Présences que organiza Radio France estuvo dedicado a la música de Chin.
«Lo que más me atrae son los enormes contrastes, desde las erupciones volcánicas hasta la serenidad extrema», explicó la propia compositora en una entrevista. En 2020, y en el marco de las celebraciones del 250 aniversario del nacimiento de Beethoven, Unsuk Chin compuso Subito con forza, obra inspirada en una cita extraída de uno de los cuadernos de conversaciones que comenzó a utilizar Beethoven a partir de 1818 y hasta el final de su vida debido a sus dificultades auditivas. En ellos se mezcla la vida rutinaria con los anhelos artísticos y sociales del compositor. Concretamente, Unsuk Chin centró su atención en una frase concreta: «Dur und Moll. Ich bin ein Gewinner» (Mayor y menor. Soy un ganador).
Es conocida la anécdota del compositor Gustave Samazeuilh en la que Maurice Ravel, durante unas vacaciones por la región vasca de la que ambos procedían, en 1911, le confesó que tenía en mente componer una suerte de “Concierto Vasco” para piano y orquesta.
Si esa idea se mantuvo presente en el compositor de Ciboure durante los siguientes 20 años que separan esta anécdota de la composición del Concierto en Sol lo desconocemos; lo que sí es evidente es la influencia del jazz, muy presente en la Europa de entreguerras y que Ravel conoció de primera mano durante la gira que realizó por Estados Unidos en 1928. «La parte más cautivadora del jazz es su exuberante y divertido ritmo… El jazz es una fuente de inspiración muy rica y vital para los compositores modernos», declaró el compositor.
Con tan solo 55 años, Ravel, que tenía la intención de componer un concierto para piano que él mismo pudiese interpretar, ya había comenzado a sufrir las manifestaciones de una enfermedad neurológica degenerativa que le incapacitaría para componer a partir de 1932, solo un año después de la composición de su concierto para piano. Al finalizar la obra y con la cercanía del estreno, Ravel decidió ceder a su aspiración de ser el solista, y su lugar lo ocupó la célebre pianista y pedagoga Marguerite Long, a quien está dedicado el concierto.
Ravel afirmó que compuso el Concierto en Sol en el espíritu de Mozart y Saint-Saëns, hecho que se evidencia si lo comparamos con el Concierto para la mano izquierda, compuesto casi a la vez. Si el Concierto en sol centra su actividad en los registros superiores del teclado y empleando una orquesta pequeña, el Concierto para la mano izquierda es de una exuberancia instrumental y sonora impactante.
El Concierto en Sol mantiene la esencia de Ravel, sus plásticas armonías moldeadas con su creativa rítmica, mecánica por momentos (Ravel era un apasionado coleccionista de juguetes mecánicos) a través de una brillante orquestación. «Una minuciosa estilización», como Ravel definió su propio concierto, «en la manipulación de formas populares».
«Iván el Terrible era muy cruel. Puedes mostrar que era cruel. Pero debes mostrar por qué necesitaba ser cruel», dijo Stalin al cineasta Serguéi Eisenstein tras ver la segunda parte de Iván el Terrible (1942-45), película cuya banda sonora había compuesto Prokófiev.
Unos años antes, en 1936, tras una época viajando por América y viviendo entre París y Moscú, Prokófiev y su familia deciden instalarse definitivamente en la capital de la entonces Unión Soviética. Continuará una etapa fundamental de gran actividad creativa, como lo ejemplifican obras como el ballet Romeo y Julieta, las sonatas para piano 6, 7 y 8, sus colaboraciones con Eisenstein o su Quinta Sinfonía, que encumbrarán a Prokófiev como uno de los grandes compositores soviéticos.
Prokófiev compuso a lo largo de su vida siete sinfonías. Entre la Cuarta y la Quinta Sinfonía hay un parón de casi 14 años en los que se centra en obras primordialmente escénicas, como sus ballets El hijo pródigo, En el Dniéper, o Romeo y Julieta; en sus conciertos para piano 4 y 5 y en sus célebres recitales como pianista en Europa y Estados Unidos.
La Quinta Sinfonía demuestra una nueva ambición por parte de Prokófiev de crear una obra a gran escala, una suerte de “sinfonía de guerra” (como se definió tras su estreno), quizá influido por la Séptima Sinfonía de Shostakóvich, “Leningrado”, estrenada en 1942. La Quinta Sinfonía de Prokófiev obtuvo un gran éxito no solo en la Unión Soviética, donde se entendió como un símbolo de la victoria en la guerra, sino a escala internacional.
«Concebí la sinfonía como una glorificación de la grandeza del espíritu humano, alabando al hombre libre y feliz», explicó oficialmente el propio Prokófiev en relación con su Quinta Sinfonía, aunque más tarde, en declaraciones a la revista Time (de la que sería portada en 1945 precisamente por el éxito de esta sinfonía) dijo que la obra iba «sobre el espíritu del hombre, su alma o algo parecido».
Como ocurrió en el estreno de la sinfonía “Leningrado” de Shostakóvich, el sonido de la artillería en Moscú interrumpió brevemente el comienzo del concierto, pero esta vez no eran disparos de defensa, sino una salva solemne. El Ejército Rojo había cruzado el río Vístula en Polonia. En cuatro meses tomarían Berlín.
Con motivo de la celebración del Año Alicia de Larrocha