FRANZ LISZT
(Raiding, Austria 1811 – Bayreuth, Alemania 1886)
Après une lecture du Dante: Fantasia quasi Sonata, S 161/7
(1849)
MARIA ROSA RIBAS
(Barcelona 1944)
Mirada alta
(2022)
FRANZ SCHUBERT
(Viena 1797 – 1828)
Wanderer-Fantasie en Do, op. 15
(1822)
Allegro con fuoco ma non troppo
Adagio
Presto
Allegro
La duración aproximada del concierto es de 45'
Sandro Gegechkori, piano
COMENTARIO
por Alba Nogueras
Una reflexión a partir de una lectura y un comentario musical posterior: la voluntad de llegar a un ideal de música poética que huye de una correspondencia programática. Para hablar de Après une lecture du Dante: fantasia quasi sonata de Franz Liszt, debemos entender que se trata de una obra fruto de una evolución, de un cuestionarse las formas tradicionales y de una investigación artística que, efectivamente, encuentra inspiración en la Divina comedia de Dante, pero que no pretende traducirla, sino plasmar una impresión sobre ella. La escribió y reescribió a lo largo de casi veinte años, y se publicó, finalmente, en 1858, como clausura del segundo volumen del ciclo Années de Pèlerinage.
Formalmente, consta de un solo movimiento dividido en dos partes: la lamentación de las almas en el infierno y el gozo beatífico del paraíso. Es quasi una sonata porque consta de una exposición, un desarrollo y una reexposición, y sigue una relación tonal tradicional; sin embargo, las transiciones, las metamorfosis de los temas y la ambigüedad de las fronteras entre secciones son los rasgos que la definen como fantasía. Liszt compuso de una forma más libre que la establecida, y se sirvió de una técnica pianística y de unos recursos expresivos innovadores que requieren un gran virtuosismo por parte del intérprete.
La obra que escucharemos a continuación en el recital de Sandro Gegechkori, ganador del 66.º Concurso Maria Canals, es una partitura que encargó la propia institución a la compositora y pianista Maria Rosa Ribas y que parte, como el resto del repertorio de esta velada, de un poema –en este caso, del leridano Màrius Torres– que habla de un amor correspondido, pero imposible: «Tú, que siempre me acoges / con una mirada tan alta, / dime: ¿de qué color son tus ojos, / Mahalta...?».
Para terminar, la Wanderer-Fantasie (Fantasía del viajero o Fantasía del caminante) interesó tanto a Franz Schubert que el compositor austríaco escribió de ella una versión para piano y orquesta. Compuesta a finales de 1822 por encargo de Emmanuel von Liebenberg, se divide en cuatro movimientos encadenados, estrechamente relacionados entre sí: empiezan siempre con la variación de un motivo principal, la melodía de la primera frase del lied Der Wanderer, que el propio compositor había escrito seis años antes y que dio nombre a la partitura.
Los versos de este poema hablan con nostalgia de una no pertenencia y una incomprensión, una búsqueda que es interior, hacia un sentido existencial, filosófico, más que geográfico: al igual que la obra anterior de este programa, lo literario refuerza un sentido musical que, pese a dialogar con él, le es independiente. Considerada la composición de Schubert más exigente técnicamente, se dice que el propio compositor exclamó: «¡Que la toque el diablo!».