REINHOLD GLIÈRE
(Kiev, Ucrania 1875 – Moscú, Rusia 1956)

ocho piezas para violín y violonchelo, op. 39

Selección – (1909) – 12’

Prelude
Gavotte
Berceuse
Canzonetta
Scherzo

ALEKSEY IGUDESMAN
(San Petersburgo, Rusia 1973)

Flamenco Fantasy para violín

(2016) – 4′

MAURICE RAVEL
(Ciboure, Francia 1875 – París, Francia 1937)

Sonata para violín y violonchelo, M 73

(1920-1922) – 21′

PAUSA 15’

KOMITAS VARDAPET
(Kutahya, Turquía 1869 – Villejuif, Francia 1935)

Apricot Tree para violonchelo

(1902-06) – 3′

GIOVANNI SOLLIMA
(Palermo, Italia 1962)

Lamentatio para violonchelo

(2003) – 4′

ZOLTÁN KODÁLY
(Kecskemét, Hungría 1882 – Budapest, Hungría 1967)

Duo para violín y violonchelo, op. 7

(1914) – 25′

JOHAN HALVORSEN
(Drammen, Noruega 1864 – Oslo, Noruega 1935)

Sarabande con variazioni sobre un tema de Händel

(1897) – 9′

La duración aproximada del concierto es de 95’

Sergei Dogadin, violín

Narek Hakhnazaryan, VIOLONChElo

COMENTARIo

por Elsa Álvarez

El género del dúo para violín y violonchelo es una rareza en la historia de la música que alcanzó su punto álgido en el siglo XX, con compositores como Ravel, Glière, Villa-Lobos o Kodály. Reinhold Glière, contemporáneo de Rajmáninov, compuso las Ocho piezas, op. 39 en 1909, poco después de una estancia formativa en Berlín, cuando era profesor de Prokófiev en Moscú. Con frecuencia han sido calificadas como meros estudios para sus alumnos, pero en realidad muestran un gran dominio del género camerístico.

El Dúo, op. 7 de Zoltán Kodály, data de 1914, momento en el que su interés por la música popular era máximo. Este dúo se convierte en un cruce perfecto entre los elementos del folclore húngaro y las estructuras formales de la música clásica, siendo especialmente destacable la influencia estilística de Debussy, el compositor que más le había impresionado.

Komitas fue un etnomusicólogo, compositor y sacerdote armenio que recogió un gran número de canciones populares de su país, las cuales transcribió y adaptó para darles un acompañamiento armónico. El albaricoquero, una de las más nostálgicas, es el símbolo de una nueva esperanza, un empezar de cero y un nuevo capítulo en la historia del país, como explica Narek Hakhnazaryan, autor e intérprete del arreglo para violonchelo que vamos a escuchar hoy.

El compositor y violonchelista siciliano Giovanni Sollima dedicó su Lamentatio a las víctimas del genocidio armenio de 1915, entre las que se encontraba Komitas. Definida como una intersección entre el canto gregoriano y el heavy metal, es una obra de un virtuosismo extremo que exige al intérprete que cante por encima del sonido del instrumento, a modo de bordón.

El violinista, compositor y director de cine Alekséi Igudesman publicó en 2016 el álbum donde se encuentran Flamenco Fantasy y otras obras virtuosísticas con aires de varias partes del mundo. La premisa es que cada intérprete las toque con total libertad para alterarlas o para equivocarse.

El noruego Johan Halvorsen también fue un violinista virtuoso que, a finales del siglo XIX, versionó para violín y violonchelo dos piezas de Händel para teclado en estilo romántico y aprovechando ambos instrumentos al máximo. Reconoceremos enseguida la zarabanda, popularizada gracias a la película Barry Lyndon.

Maurice Ravel tardó dos años en completar su Sonata para violín y violonchelo. Era la primera obra que, según el propio compositor, escribía en un nuevo estilo más desnudo. Alejada del virtuosismo, es una pieza compleja y poco agradecida para los intérpretes, motivo por el cual su estreno en 1922 fue un fracaso.

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