PIOTR ILICH CHAIKOVSKY
(Rusia, 1840-1893)

Obertura 1812

(1880) – Arreglos de Yoshihiro Kimura – 16′

BORIS KOZHEVNIKOV
(Ucrania 1906  – Moscú 1995)

Sinfonía n.º 3 “Slavyanskaya”

(1950) – 15′

I. Allegro, decididamente
II. Tiempo de vals lento
III. Vivace
IV. Moderato (con joya)

PAUSA 20′

PIOTR ILICH CHAIKOVSKY

“DanZa de los payasos”

de Snegúrochka, op. 12 (La donzella de las nieves) – (1873) – Arreglos de Terry Kenny – 5′

MarCHa de la coronacióN

(1883) – Arreglos de Leontij Dunaev – 5′

JOHAN DE MEIJ
(Voorburg, Holanda 1953)

Extreme Make-Over

Metamorfosis sobre un tema de CHaikovskY

(2014) – 18′

COMENTARIo

por José R. Pascual-Vilaplana

Si observamos la historia del hecho artístico desde su origen, nos damos cuenta de que este ha sido utilizado como herramienta no solo de entretenimiento y hedonismo, sino también como elemento de lucha y proclama. En este sentido, la música de Piotr I. Chaikovsky es testimonio de una lucha entre su contemporaneidad artística y su personalidad tan convulsa. Este genio de la música dejó escritas algunas de las partituras más personales y, a la vez, más artesanales y técnicas de todos los tiempos. Técnica e inspiración se fusionan en un estilo absolutamente idiomático e idiosincrático.

Su famosísima Obertura 1812, op. 49 fue escrita por indicación de Nikolai Rubinstein (1835-1881) para ser estrenada en la Exhibición de Arte e Industria de Moscú. Luego fue la pieza conmemorativa de la consagración de la catedral del Cristo Salvador de la capital moscovita. La partitura, instrumentada para coro, orquesta y banda militar, es una especie de poema sinfónico que refleja la victoria de la resistencia rusa en 1812 frente a las tropas napoleónicas. Escucharemos, entre sus notas, desde himnos patrióticos hasta temas populares rusos mezclados con La marsellesa, que entra en conflicto contrapuntístico con los temas autóctonos. La lucha se transforma en un proceso creativo de gran elaboración artesanal que evidencia el oficio de Chaikovsky y que constituye una de sus páginas más célebres. Hoy escucharemos la versión para banda del compositor japonés Toshihiro Kimura.

De carácter militar, como la obertura que inicia el concierto, es también la Sinfonía n.º 3 “Slavyanskaya” del compositor ruso Boris Kozhevnikov (1906-1985), uno de los compositores para banda más relevantes de la época soviética, en la que las bandas de música sirvieron de propaganda política y artística. De hecho, esta sinfonía es conocida casi por una acción de espionaje que la famosa Marine Band de los Estados Unidos (“The President’s Own”) llevó a cabo en su gira por la Unión Soviética después de la caída del telón de hierro en 1990. Gira en la que el coronel John R. Bourgeois, prestigioso director de banda estadounidense, conoció esta partitura gracias a la intervención del musicólogo noruego Jan Ericksen, que colaboraba en Radio Nacional de Noruega. Después de conseguir de contrabando la partitura y algún material más, el maestro americano reconstruyó la obra con el organismo más estándar de las bandas occidentales. Y gracias a esto, se escuchó esta obra en la década de los noventa en los Estados Unidos. En ella aparecen varios materiales temáticos de la ciudad natal del compositor, Novgorod, distribuidos en cuatro movimientos en los que se muestra un clasicismo estético bañado de sentimentalismo romántico, evidenciando los ideales del realismo socialista. El subtítulo corresponde a un nombre propio, que también es el de una plaza de Moscú, pero se desconoce por qué el compositor lo eligió para la partitura.

En 1873, Chaikovsky estrenó la música incidental para la obra teatral de Aleksandr Ostrovski titulada Snegúrochka (La doncella de nieve), op. 12. Dentro de esta música dramatúrgica encontramos una frenética “Danza de los payasos” o de los bufones, en el cuarto acto de la obra, donde el vigor y la rapidez de los saltimbanquis nos llenan del ambiente primaveral al que rinde homenaje la obra teatral. Esta idea fue copiada más tarde por Rimski-Kórsakov, quien escribió su ópera con el mismo título en 1881. La lucha entre artistas se manifiesta en este doble intento de escribir música sobre la misma idea. Las modas han generado estas rivalidades a lo largo de la historia del arte. La versión para banda que hoy escucharemos es obra del director de bandas inglés Terry A. Kenny (1931).

Diez años después de esta música incidental, Chaikovsky recibió el encargo de escribir una cantata para la coronación del zar Alejandro III. Esta partitura llamada Moscú debía incluir una marcha que sería interpretada en el parque Sokolniki en honor al monarca. Así nacía la Marcha solemne de la coronación, estrenada el 4 de junio de 1883 y dirigida por Sergei Taneyev. La partitura incluye una cita del himno nacional ruso, que Tchaikovsky también utilizó en la Obertura 1812 que ha inaugurado este concierto y en su famosa Marcha eslava. Las texturas instrumentales de la partitura evidencian nuevamente la artesanía del gran genio ruso, además de recordar la majestuosidad de obras míticas como el Mesías de Händel. La versión para banda que hoy se interpreta es obra del reconocido director militar Leontij Dunaev (1939).

El concierto concluye con una metamorfosis musical creada por el maestro neerlandés Johan de Meij (Países Bajos, 1953) sobre un tema bien conocido de Chaikovsky: el Andante cantabile del segundo movimiento del Cuarteto de cuerda n.º 1 en Re, op. 11, escrito en 1871. El título de la obra, Extreme Make Over, hace referencia a un programa de la televisión estadounidense de la cadena ABC que se emitió desde 2003 hasta 2012. En él, se reconstruía y cambiaba radicalmente una casa en siete días. Con esta idea de desconstruir para reconstruir, De Meij elabora una partitura llena de recursos creativos bien divergentes y con reminiscencias de otras obras de Chaikovsky, como la Cuarta sinfonía y la Sexta sinfonía, además de la obertura Romeo y Julieta o la Obertura 1812. Como curiosidad, en la plantilla de la banda se incorporan botellas de vidrio afinadas para construir una especie de hoketus con las notas del tema principal. Procesos canónicos, fugas y texturas de gran virtuosismo configuran esta partitura escrita originariamente para Brass Band y ser obra obligada del European Brass Band Championships de 2005 celebrado en Groningen (Paises Bajos).

Arte y lucha van siempre cogidos de la mano. Si el arte no lucha, no es arte. Y en esta lucha siempre sale ganadora la libertat de la catarsi, la cruda y sincera generadora de las emociones.