RICHARD STRAUSS
(Múnic, Alemania 1864 – Garmisch-Partenkirchen, Alemania 1949)

Vida de héroe, op. 40

(1897-1898) – 46′

Der Held (El Héroe) – Des Helden Widersacher (Los adversarios del Héroe) – Des Helden Gefährtin (La compañera del Héroe) – Des Helden Walstatt (El campo de batalla del Héroe) – Des Helden Friedenswerke (Las obras de Paz del Héroe) – Des Helden Weltflucht und Vollendung (La retirada del mundo y la consumación del Héroe)

Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya

Elena Schwarz, dirección

PRIMEROS VIOLINES Vlad Stanculeasa, concertino / Raúl Garcia, asitente de concertino / Paula Banciu / Sarah Bels / Walter Ebenberger / Ana Galán / Zabdiel Hernández / Natalia Mediavilla / Lev Mikhailovskii / Katia Novell / Ivan Percevic / Pilar Pérez / Jordi Salicrú / Ícar Solé / Cèlia Johé* / Eugènia Ostas* · SEGUNDOS VIOLINES Alexandra Presaizen, solista / Emil Bolozan, asistente / M. José Balaguer / Jana Brauninger / Patricia Bronisz / Alzy Kim / Mireia Llorens / Octavi Martínez / Melita Murgea / Laura Pastor / Robert Tomàs / Cristian Benito* / Natalie Dentini* / Ivan Launes* / Francesc Puche* / Arturo Seijo* · VIOLAS Álvaro García*, solista invitado / Noemí Fúnez, asistente / Christine de Lacoste / David Derrico / Josephine Fitzpatrick / Franck Heudiard / Sophie Lasnet / Miquel Serrahima / Jennifer Stahl / Andreas Süssmayr / Adrià Trulls / Joan Fèlix* · VIOLONCHELOS José Mor, solista / Blai Bosser, asistente / Lourdes Duñó / Vincent Ellegiers / Elena Gómez / Lluc Pascual / Jean-Baptiste Texier / Blanca Gorgojo* / Laura Isbert* / Horia Mihon* / Queralt Rodríguez* / Laia Ruiz* · CONTRABAJOS Christoph Rahn, solista / Dmitri Smyshlyaev, asistente / Jonathan Camps / Josep Mensa / Matthew Nelson / Anna Grau* / Nenad Jovic* / Maria Llastarry* · FLAUTAS  Francisco López, solista / Beatriz Cambrils / Christian Farroni, asistente / Ricardo Borrull, flautín · OBOES Rafael Muñoz, solista / José Juan Pardo / Dolors Chiralt, asistente / Disa English, corno inglés · CLARINETES Josep Fuster, asistente / Francesc Navarro / Alfons Reverté, clarinete bajo / Francisco Rodríguez*, clarinete en mi b · FAGOTS Silvia Coricelli, solista / Noé Cantú / Thomas Greaves, asistente /  Slawomir Krysmalski, contrafagot · TROMPAS Juan Manuel Gómez, solista / Joan Aragó / Juan Conrado García, asistente solista / David Bonet / Pablo Marzal, asistente / Artur Jorge / Ivan Carrascosa*, asistente invitado / Juan Guzmán* / Sandra Ramón* · TROMPETAS Mireia Farrés, solista / Adrián Moscardó / Ángel Serrano, asistente / Andreu Moros / João Moreira* · TROMBONES Eusebio Sáez, solista / Pablo Rodríguez* / Gaspar Montesinos, asistente / Raúl García, trombón bajo · TUBA Daniel Martínez, Dawid Seidenberg*, tuba tenor · TIMBALES Javier Azanza*, solista invitado · PERCUSIÓN Marc Pino, solista / Juan Francisco Ruiz / Ignasi Vila / Miquel Àngel Martínez* / Diego Sáenz* · ARPA Magdalena Barrera, solista / Esther Pinyol*

ENCARGADO DE ORQUESTA Walter Ebenberger
RESPONSABLE DE DOCUMENTACIÓN MUSICAL Begoña Pérez
RESPONSABLE TÉCNICO Ignasi Valero
PERSONAL DE ESCENA Luís Hernández*

*Colaborador/a

FICHA ARTÍSTICA DE LA PIEZA TEATRAL
CREACIÓN: cia Indi Gest
GUIÓN: Carles Pedragosa
INTÉRPRETES: Eulàlia Bergadà, Melcior Casals y Carles Pedragosa
DIRECCIÓN: Carles Pedragosa y Marc Permanyer
MOVIMIENTO: Eulàlia Bergadà
VESTUARIO: Joana Martí
DISEÑO AUDIOVISUAL: Marc Permanyer
PROGRAMACIÓN MUSICAL MIDI: Carles Pedragosa
PRODUCCIÓN: Helena Font
AGRADECIMIENTOS: Ester Vila y Enric Gómez

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por Ana María Dávila

La creencia de que la música clásica no despierta pasiones como las que puede encender, por ejemplo, una estrella del rock, es totalmente equívoca. En la historia de la música abundan los casos de autores y obras que llevaron a sus oyentes a estados de emotividad extrema o que fueron objeto de fuertes y acalorados debates. La composición que protagoniza el concierto de hoy es el ejemplo perfecto de ello. El magistral poema sinfónico Ein Heldenleben (Una vida de héroe), op. 40 del alemán Richard Strauss (1864-1949) fue, en su momento, una creación tan admirada por unos como vilipendiada por otros, que vieron en ella el elogio exagerado que un compositor ególatra hacía de sí mismo.

A lo largo de su prolífica trayectoria artística, Richard Strauss –a quien no debe confundirse con el vienés Johann Strauss, el popular rey del vals, nacido cuatro décadas antes y con el que no tiene ningún parentesco– cultivó con gran éxito el poema sinfónico, una creación orquestal que desarrolla un argumento literario y que Strauss llevó a su punto culminante. Escribió diez en total, el octavo de los cuales fue Una vida de héroe y, por tanto, una obra ya de madurez dentro del género. La pieza empezó a perfilarse en julio de 1898, cuando el autor se encontraba en un balneario de los Alpes bávaros. Según Strauss, su idea no era hacer referencia a ninguna figura poética o histórica, y mucho menos a la suya –«No soy un héroe: no estoy hecho para la batalla», dijo–, sino más bien a un ideal de heroísmo «grande y viril». Aún así, muchas cosas parecen contradecir las palabras del compositor, que incluyó en la partitura un mínimo de treinta citas musicales extraídas de otras obras de su catálogo. Por otra parte, ante su íntimo amigo Romain Rolland, premio Nobel de Literatura, Strauss afirmaba que se veía a sí mismo «no menos interesante que Napoleón». Finalmente, la decisión de dirigir personalmente la Museumsorchester de Frankfurt el día del estreno, el 3 de marzo de 1899 –a pesar de haber dedicado la obra a otra orquesta, la del Concertgebouw de Ámsterdam, y a su joven director, Willem Mengelberg– parece también afianzar la teoría de la autocomplacencia.

Sea como fuere, la cuestión es que este estreno provocó un gran impacto, atestiguado por el propio Rolland, que describió situaciones cercanas al histerismo en esa primera audición. «Vi a la gente estremecerse y casi levantarse en algunos pasajes. Al final, una enorme ovación, se le ofrecen coronas y las mujeres agitan los pañuelos», reseña el escritor. La respuesta de la crítica fue desigual. The New York Time habló de «verdadera, gloriosa y abrumadora belleza», mientras que, en las páginas del Musical Courier, Otto Floersheim se expresó en términos que hoy difícilmente encontraríamos en un comentario de este tipo. «El clímax de todo lo feo, cacofónico, descarado y errático, la música más perversa que he oído en toda mi vida, se consigue en el capítulo “Los adversarios del héroe”. El hombre que escribió ese ruido escandalosamente horrible, que ya no merece la palabra música, es un lunático o se está acercando rápidamente a la idiotez», dijo el musicólogo, que no se cortó ni un pelo a la hora de definir Strauss como un hombre «repugnante».

Y todas estas pasiones desbocadas surgen en tan sólo 45 minutos de música. La obra se estructura en seis partes, cada una encabezada por un título descriptivo, interpretadas sin interrupciones y en las que Strauss utiliza la técnica wagneriana del leitmotiv; es decir, un motivo musical recurrente que sirve para retratar a un personaje o una situación. “El héroe” abre la partitura con un tema que recuerda la apertura de la sinfonía “Heroica” de Beethoven: cuernos, violas y violonchelos presentan una melodía que sube rápidamente y que precede a un segundo motivo también de carácter heroico. Al final del pasaje, las trompetas anuncian la partida del héroe en busca de nuevas aventuras y seguidamente un prolongado silencio lleno de dramatismo, la única pausa de toda la obra. En la segunda parte, “Los adversarios del héroe”, los críticos de Strauss aparecen retratados con una serie de chirridos de los instrumentos de madera y metal –la cacofonía de la que hablaba Floersheim–, en tanto que la tercera, “La compañera del héroe”, retrata a la propia esposa de Strauss, la soprano Pauline de Ahna. En la cuarta sección, “El campo de batalla del héroe”, la percusión simboliza el avance de los ejércitos, mientras las trompetas llaman al combate. El clima de lucha impregna todo el movimiento que finaliza con la retirada de los adversarios y la victoria del héroe, celebrada en el quinto pasaje, “Las obras de paz del héroe”, con numerosas referencias musicales extraídas de piezas como Así habló Zaratustra, Don Juan y Muerte y transfiguración. Por último, “La retirada del mundo y la consumación del héroe” nos introduce un tema nuevo, un lamento que tocan el arpa, el fagot, el cuerno inglés y las cuerdas. El héroe imagina aventuras nuevas y extraordinarias y lucha por liberarse de sus miedos. Su compañera le reconforta antes de que, finalmente, se retire de la vida. ¿Egolatría, autocomplacencia o, simplemente, genialidad musical? Sea cual sea la respuesta, Una vida de héroe es, hoy, 125 años después de su estreno, una obra fundamental del gran repertorio orquestal.

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