HÈCTOR PARRA
(Barcelona, España 1976)

Suite de la ópera JUSTICE

Estrena mundial, obra encargo de L’Auditori (2023 – 2024) – 33’

Lauren Michelle, soprano

PAUSA 20’

RICHARD WAGNER
(Leipzig, Alemania 1813 – Venecia, Italia 1883)

göTTERDäMMERUNG

(El crepúsculo de los dioses) Selección (1869-1874) – 40′

Sinéad Campbell Wallace, soprano

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por Jaume Radigales

ÓPERA CATALANA Y ÓPERA WAGNERIANA

La ópera catalana ha tenido una historia que llega hasta nuestros días. Músicos extranjeros (básicamente italianos) y catalanes han contribuido con sus obras a hacer que el teatro musical en nuestro país tuviera una solvencia no siempre reconocida por el público y por la crítica, debido a aquel deporte nacional (y lamentable) llamado «autoodio». Pero lo cierto es que la nómina es impresionante: Terradellas, Duran, Baguer, Sor, Carnicer, Cuyàs, Guanyabens, Obiols, Manent, Pedrell, Nicolau, Pahissa, Manén, Gerhard, Toldrà, Montsalvatge, Soler, Balada, Guinjoan, Palomar, Magrané, García-Tomás y un largo etcétera han sido algunos de los grandes nombres de la ópera catalana.

Hèctor Parra (Barcelona, 1976) es actualmente uno de los músicos catalanes más interesantes, y su corpus operístico incluye hasta ahora siete títulos: Hypermusic Prologue (2009), Te craindre en ton absence (2012-13), Das geopferte Leben (2014), Wilde (2015), Les bienveillantes (2019), Orgia (2023) y Justice, estrenada el 22 de enero de este 2024 en el Grand Théâtre de Ginebra y de la que en este concierto escucharemos una suite de media hora. En este mismo año, en el Liceu se habrá representado Orgia, estrenada el año pasado en el Teatro Arriaga de Bilbao con libreto y puesta en escena de Calixto Bieito, sobre la obra homónima de Pier Paolo Pasolini.

Parra es un músico de los pies a la cabeza, un hombre de teatro integral y con una personalidad de gran curiosidad y cultura. Lo demuestra la elección de los autores en los que se basa para convertir las obras originales en textos operísticos servidos con una música de gran y reconocible personalidad que nunca deja indiferente. En el caso de Justice, el libreto es del congoleño (establecido en Austria) Fiston Mwanza Mujila, y la puesta en escena corrió a cargo del dramaturgo suizo Milo Rau, uno de los directores más lúcidos y controvertidos de los últimos años en la escena europea.

Justice es una ópera sobre los abusos de Occidente en zonas deprimidas por el contraste entre pobreza y riqueza, como es el caso de la República Democrática del Congo: en 2019, un accidente provocado por un camión cisterna de una multinacional suiza que llevaba ácido provocó una veintena de muertes en una carretera de Kolwezi. Junto con Fiston Mwanza Mujila y Milo Rau, Hèctor Parra visitó la zona para documentarse a la hora de gestar la ópera. La suiteque escucharemos en este concierto compacta toda la ópera, con algunos de los momentos orquestales más brillantes y las arias de dos personajes femeninos: la abogada y la niña muerta. Todos estos fragmentos sintetizan buena parte de las características del lenguaje operístico de Hèctor Parra: el dominio de la orquesta como cómplice de la acción dramática y una sabia escritura para la voz.

En un cambio de registro, el concierto de hoy también nos permitirá escuchar otra suite, la de El crepúsculo de los dioses, tercera jornada y cuarta ópera del ciclo El anillo del nibelungo,con texto y música de Richard Wagner. Una obra gigantesca, gestada entre 1848 (primeros esbozos del libreto) y 1874 (año en que finalizó la composición de El ocaso de los dioses), y estrenada como ciclo completo en 1876, en la primera edición del Festival de Bayreuth.

La idea primigenia de Wagner era construir un drama musical que tomara como punto de partida al héroe Sigfrido y su muerte a manos del pérfido Hagen. Enseguida, el compositor alemán se dio cuenta de la necesidad de remontarse a la infancia de Sigfrido, y de ahí la gestación de la primigenia El joven Sigfrido, que acabaría siendo Sigfrido, la segunda jornada. Pero era necesario explicar los orígenes del héroe, lo que llevó a Wagner a concebir La valquiria, la primera jornada. Sin embargo, se imponía un prólogo que llevara al espectador a la comprensión del universo mítico y telúrico de la obra. De ahí surgió la idea de El oro del Rin, el prólogo del ciclo. Una vez acabados los libretos, Wagner escribió la música siguiendo el orden cronológico de las cuatro obras.

La que cierra la tetralogía es la más larga de las cuatro y la que contiene más música orquestal para narrar sin palabras las acciones dramáticas: desde el viaje de Sigfrido por el Rin (primer acto) hasta la inmolación de Brunilda o la célebre marcha fúnebre después de la muerte del héroe (ambas en el tercer acto). Como es bien conocido, Wagner trabajaba con células musicales dotadas de un significado ligado a un objeto, a una idea o a un personaje: son los conocidos leitmotivs, de los que la música escrita para el cine tomaría buena nota hasta el momento actual. A lo largo de los episodios contenidos en esta suite de El crepúsculo de los dioses se podrán reconocer los temas de la cabalgata de las valquirias, del Valhalla, del fuego, de la espada Nothung, de las hijas del río Rin y, sobre todo, el tema del amor con el que se culmina el ciclo. El mensaje de Wagner está claro: solo el amor absoluto, que es el de la madre (el tema aparece sobre Siglinda, la madre de Sigfrido, en el tercer acto de La valquiria), puede redimir al mundo de su egoísmo. Solo un nuevo orden mundial basado en el amor puede protegernos de la destrucción.